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Los kamikazes de Puerto Plata

Leonaldo Reyes
Leonaldo Reyes febrero 12, 2024
Updated 2024/02/12 at 12:16 PM
5 Min Read
Los kamikazes de Puerto Plata
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Por: Luis Henriquez

Los mozalbetes se colocan de dos en dos, uno al lado del otro y le dan con todo hacia abajo. Para tomar mayor velocidad en menor tiempo, al principio se impulsan con los pies. Esas passolas preparadas, cuando pasan frente donde se encuentra la Repostería Sánchez van desarrollando más de 100 kilómetros por hora. Al ser vehículos tan livianos van haciendo zigzag,  el viento en contra les provoca esos movimientos. Ahí se pasan hasta bien entrada la noche sin que ninguna autoridad les ponga coto para impedir que literalmente se suiciden.

Esta historia tiene ya algunos años. Pero las carreras no se han detenido. Imagino que los mismos policías pasan, ven y no hacen nada. Porque, ¿quién impide que un kamikaze ejerza su función y cumpla con su verdadera naturaleza? ¿Cómo impedir que se maten si desde que Dios amanece es en eso que andan?

¿Dónde es que meten sus cabezas los padres mientras estos muchachos se pasan el día y la noche fuera de sus casas calibrando esas motocicletas?

Esos mismos padres permisivos, después se ven en el tribunal cabizbajos, lagrimosos, queriendo que “se haga justicia”.

Los residentes de la urbanización Bayardo viven con miedo porque sin querer, están jugando unos números cada vez que entran a la urbanización, unos números negros que no se sabe cuándo les va a tocar sacárselos. Entran alertas, temerosos; el cara o cruz les acecha. No saben cuándo les va a tocar el premio.

Son tres las pistas de carrera de velocidad que hay en Puerto Plata, que se sepa, veamos; el tramo comprendido desde Cofresi hasta la curva de la entrada de la loma de la bestia, la avenida 26 de Agosto y frente a Playa Dorada.

Noche por noche se realizan calibrajes en esas vías. Vuelvo y repito, no hay que culpar a las autoridades por eso, ellos deben estar “jartos” de detener muchachos, de quitarles las motocicletas evitando que por lo menos esa noche, si, por lo menos solo esa noche, no se maten. Pero el que se quiere inmolar, carece de juicio y cordura.

La dopamina que produce la velocidad es parecida a la del juego de azar o la droga; es candela pura que entra por la venas y que después que se experimenta, es casi imposible eliminar.

Padres, abuelos, tíos; se les están matando sus muchachos, pregunten, denles seguimiento, aconséjenlos, que la vida es una sola. Un muchachito que lo ve usted convertido en un hombrecito, que lo vio usted correteando en su patio, que le celebró su cumpleaños cada año hasta hace poco, ese niño que usted tanto tuvo entre sus brazos, que le compró sus libros, su uniforme, que le guardaba su comida caliente a las 12 cuando salía de la escuela, ese muchachito que usted enseñó a hablar, que se rió con usted, que se dormía en su regazo; no lo suelte, no lo deje solo hasta que madure bien, porque se le va a matar.

Usted; padre abuelo, tío, debe saber que él piensa que es inmortal porque es joven. Piensa que la muerte está lejos, que ella solo nos ataca a nosotros los viejos, cuando en realidad la muerte está a un segundo en tiempo,  a un milímetro de distancia y no sabe de edad. Nos acecha, nos vigila y finalmente nos sorprende.

Dele seguimiento porque, como decía mi madre, “el muerto con tierra tiene”.

Nota: El señor nunca se querelló, después de un año aceptó la propuesta económica ofrecida. Aceptó el cheque cabizbajo en el mismo sótano oscuro y sombrío.


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