Por David Ramiro
or David RamiroMadrid (EFE).- “Valentía, coraje y nobleza”. Esas tres cualidades son las que mejor definen los cien años de historia del Rayo Vallecano, un club que, con una particular idiosincracia y una identidad muy definida, ha conseguido desafiar los límites del propio deporte y convertirse en el símbolo de un barrio que, con una afición tremendamente arraigada con su equipo, es sinónimo de resistencia y reivindicaciones sociales.
Hace cien años, el 29 de mayo de 1924, nació oficialmente la Agrupación Deportiva El Rayo. En esa fecha, y en el domicilio de Prudencia Priego, Julián Huerta, de oficio guardia civil, se convirtió en el primer presidente tras redactar los estatutos de la entidad y su hermano Juan en el capitán del equipo que disputó sus partidos los primeros años en el campo de la calle Erillas.
En 1931 se creó la Federación Obrera de Fútbol y el Rayo se inscribió en ella, participando en sus campeonatos hasta el inicio de la Guerra Civil española. Tras el fin de la contienda, en 1940, se reorganizó el club y fue inscrito en la Agrupación de Federación Castellana de Fútbol. Además, comenzaron entonces las obras del campo Rodival, donde durante más de diez años jugarían sus partidos.
En 1947 se decidió renombrar al club como Agrupación Deportiva Rayo Vallecano y, además, se aprobó el uso del escudo del entonces Ayuntamiento de Vallecas.
La historia detrás de la franja roja
El Rayo Vallecano vistió de blanco hasta la temporada 1949/50, cuando incorporó a su elástica la franja roja. Debido a problemas económicos, entablaron conversaciones con el Atlético de Madrid, con el que hizo un convenio de colaboración y cedió algunos jugadores a cambio de que en su equipación hicieran algún guiño al conjunto rojiblanco.
El convenio con el Atlético de Madrid solo duró un año, pero la directiva del Rayo, que había tomado la decisión de incluir en su camiseta una franja roja similar a la de River Plate, mantuvo esa indumentaria.
El equipo se mudó al Estadio de Vallecas en septiembre de 1955, aunque de forma oficial el nuevo campo no fue inaugurado hasta dos años más tarde.
El 15 de octubre de 1972 se jugó el último encuentro en el Estadio de Vallecas, que acabó siendo clausurado por estar “en ruinas y peligrosas condiciones”.
De ahí se pasó a jugar en el Estadio de Vallehermoso, un recinto del norte de Madrid que albergó al equipo cuatro años, ya que las obras del Nuevo Campo de Vallecas, aunque se iniciaron en 1972, se prolongaron como consecuencia de las huelgas laborales.
1976, inauguración del nuevo estadio y la llegada a Primera
El nuevo estadio, pensado inicialmente para 20.000 personas, tuvo que ver reducida su capacidad quedarse en 14.708 plazas, y se inauguró formalmente en 1976.
En la siguiente temporada, el Rayo ascendió a Primera. El debut en la máxima categoría no pudo ir mejor en la campaña 1977/1978, forjándose la leyenda del ‘Matagigantes’ al ganar en su estreno en Primera a Real Madrid, Athletic Club de Bilbao, Valencia, Atlético de Madrid y Barcelona.
En 1980 el Rayo descendió a Segunda y no regresó a Primera hasta 1989 para un efímero paso de una sola temporada.
El 27 de marzo de 1991, en un momento de crisis económica, el club se convierte en Sociedad Anónima Deportiva y el empresario José María Ruiz-Mateos compra la mayor parte de las acciones. Su presidencia duró casi tres años, hasta que el 12 de enero de 1994 la sucede en el cargo su mujer, Teresa Rivero, primera mujer que preside un club de fútbol de Primera.
La llegada de Juande Ramos al banquillo en 1998 dio inicio a una etapa exitosa en la que primero se consiguió un ascenso, dos permanencias seguidas en Primera y la disputa, debido a una invitación por juego limpio, de la Copa de la UEFA, competición en la que el Rayo llegó hasta cuartos de final.
Sin embargo, la etapa de Teresa Rivero y la familia Ruiz Mateos en el club acabó de forma convulsa tras unos últimos años muy negativos penando por Segunda B y Segunda desde 2003 a 2011.
La presidencia de Raúl Martín Presa
El 5 de mayo de 2011 se hizo oficial la venta del club a Raúl Martín Presa. Dos meses después de tomar las riendas del club, el nuevo presidente anunció la entrada del Rayo Vallecano en Ley Concursal y, un año después, se logró una permanencia agónica en Primera con el recordado ‘Tamudazo’ en el último minuto del tiempo añadido frente al Granada.
Ese partido fue el último de José Ramón Sandoval en el banquillo. La apuesta del club para el siguiente curso fue por Paco Jémez, un entrenador que marcaría una época con cuatro temporadas en la máxima categoría y una de ellas, la primera, con un histórico octavo puesto.
Tras el descenso de 2016, el Rayo no volvería a asentarse en Primera hasta 2021 con Andoni Iraola al frente. Sus tres años en el club dejaron un sello que a día de hoy perdura bajo el mando de Iñigo Pérez, que fue su segundo y ahora es el líder del vestuario.
En los últimos años, bajo la presidencia de Raúl Martín Presa, el club parece estabilizado a nivel deportivo aunque el enfrentamiento de la directiva con la afición es total. Los aficionados critican al presidente su manera de gestionar el club, con excentricidades como el proyecto frustrado de la franquicia estadounidense del Rayo Oklahoma en 2016 y su apuesta exclusiva por el primer equipo, descuidando la cantera, el femenino y la fundación.
El próximo reto, el primero del centenario, es el de definir el nuevo estadio. La afición quiere que se mantenga en el mismo emplazamiento, pero con una reforma integral para mejorar la seguridad, accesibilidad y limpieza y la propiedad no descarta mudarse a otra zona de Vallecas para poder hacer uno nuevo que tenga mayor capacidad.