Avancemos y coloquemos a Denver y Sacramento en los playoffs de la Conferencia Oeste. Es difícil imaginar que Memphis y Phoenix se queden fuera de la mezcla, incluso con Ja Morant lejos de los Grizzlies y Kevin Durant aún sin poder hacer su debut en casa con los Suns debido a problemas en el tobillo. Póngalos en el soporte también.
Y a partir de ahí, es una incógnita.
El Oeste es un desastre absoluto, y la mitad del grupo (la carrera por los dos últimos puestos garantizados en los playoffs y los cuatro puestos en el torneo de play-in) es lo más confusa y turbia posible.
“La esperanza”, dijo el entrenador de Utah, Will Hardy, “es un buen motivador”.
Verdadero. También hay mucha esperanza por ahí.
Occidente ha sido, en la mayoría de los casos en los últimos años, el lado poderoso de la NBA. No este año. Los récords más brillantes están en la parte superior de la Conferencia Este, que está en camino de terminar con tres de los cuatro mejores récords de esta temporada, algo que no ha sucedido desde 2008-09.
Occidente se ha convertido en un atasco este año. Al ingresar al lunes, Los Angeles Clippers era quinto, el campeón defensor Golden State sexto, Minnesota séptimo, Dallas octavo. Luego vino la parte más confusa del lío: Utah fue noveno, Oklahoma City fue décimo, Los Angeles Lakers fue 11 y New Orleans fue 12, con los cuatro clubes comenzando el día 33-35.
Dicho de otra manera, 2 1/2 juegos separaron a los Clippers en quinto lugar de los Pelicans en 12° lugar. Solo cuatro juegos y medio separaron a los Clippers de los Portland Trail Blazers, en el puesto 13. Es difícil imaginar un escenario, dado lo apretado que está la clasificación en este momento, en el que al menos algunas carreras del Oeste para sembrar no lleguen al día final.
